Navegando en familia por los canales y ríos de Europa

30.07.2013 08:08

Anchos, panzudos, cómodos, lentos y acogedores como una autocaravana. Para conducir uno de estos barcos por los canales de Europa no hace falta carnet ni licencia. Hasta un niño puede llevarlos. Por eso son uno de los planes de vacaciones favoritos para viajar en familia. [Publicado en ZoomNews.es en julio de 2013]

Unos amigos viajan este varano con sus hijos a Holanda. Van a alquilar una péniche, es decir una gabarra habitable para recorrer ríos y canales. Han prometido contarlo todo con pelos y señales a la vuelta, pero mientras tanto, me encantaría explicar por qué un viaje en barco de alquiler por el interior de Europa es tan especial y por qué llevo tantos años con ganas de hacerlo con mis hijos.

Éste es un viaje curioso, muy bonito, ideal para hacer con niños de casi cualquier edad –aunque mejor esperar a que crezcan los bebés muy moviditos-, y que suele gustar mucho a los adolescentes. Es óptimo para grupos de varias familias y los itinerarios son tan variados como apetitosos. Por si fuera poco resulta muy cómodo y seguro.

¿Qué son los canales y por qué hay tantos en Europa?

Antes de la era del ferrocarril en el siglo XIX, los canales eran importantes vías de comunicación y de transporte de mercancías por el continente y las islas. Concebidos como grandes obras públicas hace siglos, estas vías de agua artificiales siguen ahí, conectando ciudades, ríos y lagos para hacer posible ir en barco por la Europa interior. El turismo fluvial aprovecha esas rutas acuáticas ya sea con cruceros organizados o alquilando barcos habitables para recorrer diferentes paisajes y ciudades accesibles por agua.

¿Cómo son los barcos de alquiler?

Se amarra casi en cualquier lado y sirve de vehículo y casa de vacaciones. Desde cubierta el paisaje se toca con la mano. Puedes alternarte al volante con tus hijos… La vida de barco es pausada y se detiene a menudo: para cambiar de tramo, para visitar las atracciones locales, para dar un paseo en bicicleta.

Aunque se trata de embarcaciones de motor, hay que contar con que son lentas y que hay que olvidarse de recorrer grandes tramos en un día. Se trata de barcos muy estables que, por otra parte, no están sometidos a aguas agitadas, lo que contribuye a una navegación segura y agradable, es decir, sin mareos. 

El interior del barco está concebido como una autocaravana. Camas, cocina equipada, lugar de estar… El confort depende, y mucho, del precio que se pague por la embarcación.

¿Y no necesitamos una licencia o carnet para barco?

A los españoles nos llama muchísimo la atención que no sea necesario un permiso para llevar uno de estos barcos fluviales. Pero a los demás países europeos lo que les llama la atención es la atosigante regulación española para llevar pequeñas embarcaciones a motor.

Una péniche o barco para ir por los canales se aprende a manejar en un rato. Cuando se recoge la embarcación alquilada, se recibe instrucción básica necesaria para dominar la nave, requisitos de navegación, funcionamiento de las esclusas (compuertas entre canales, etc.), amarres, repostaje de combustible, y todo lo que se va a necesitar para llevar el barco durante las vacaciones.

También indican si los niños pueden guiar la embarcación –pueden la mayoría de las ocasiones- o si, por ser pequeñitos deben ir siempre con el chaleco salvavidas puesto. Si se viaja con adolescentes es un viaje perfecto para convertirlos en capitanes del barco. Es una buena estrategia para que digan menos veces “me aburro”.

¿Cómo funciona el alquiler?

En Europa hay tantas opciones de alquiler de embarcaciones fluviales como empresas. Compañías que alquilan en un país o en varios, en una o más regiones... Por una semana (la fórmula estrella del verano), para un fin de semana en temporada baja, o para los días entre semana. Por lo general, el barco se recoge y se deja en un punto determinado, aunque hay compañías que permiten empezar y acabar el viaje en puertos diferentes.

El cliente tiene total libertad para moverse por los canales, lagos y vías fluviales que desee, teniendo en cuenta que los barquitos alcanzan una velocidad media de entre 6 y 8 kilómetros por hora y de que, en general, se aconseja navegar entre 4 y 5 horas al día.

¿Cómo es y cuánto cuesta un barco?

Hay barquitos muy básicos y pequeños o espectaculares gabarras de lujo con amplios camarotes y salones. Las principales compañías de turismo fluvial disponen de barcos totalmente equipados, incluso los más económicos. Los tipos y precios recuerdan mucho a las autocaravanas: más o menos modernas, caras, grandes, para clientes más o menos exigentes…

Los precios se disparan en temporada alta y hay que contar con un presupuesto mínimo de 2500€ por semana. En agosto, una embarcación modesta con capacidad para 3-5 personas viene a costar 1600€ la semana en el Canal del Midi. Una del modelo 400 de la serie Europa, con dos camarotes, sale por algo menos del doble de precio. Muchas de estas empresas hacen precios especiales para familias, con descuentos interesantes. El coste de las esclusas puede o no estar incluido en el alquiler. Los barcos se suelen entregar llenos de combustible.

Con las grandes empresas dedicadas al alquiler fluvial se pueden añadir servicios extra, como bicicletas de alquiler para llevar en el barco, una cesta de la compra para arrancar el viaje y algunas incluso admiten mascotas.

Canales y ríos, las rutas de Europa

En Europa hay numerosas rutas fluviales y canales, muchísimas más de las que contamos aquí. Se han quedado fuera los encantos acuáticos de Inglaterra, Escocia, la República Checa o Polonia, ciertos enclaves del báltico, e incluso España… Papa empezar, lo ideal es adentrarse en rutas conocidas, exploradas por otras familias e incluidas en los servicios de grandes compañías de alquiler de barcos como LeBoat o Locaboat.

Italia. La Laguna de Venecia y las tierras cercanas canalizadas, así como las famosas islas de Murano, Burano o Torcello se pueden recorrer en barco de alquiler. Se trata de rutas muy populares entre los habitantes de la zona.

Irlanda. Adentrarse por ríos Shannon y Erne y el canal que los conecta es una de las formas  más originales de descubrir el norte de Irlanda en todo su esplendor natural. Golf, pesca, piragüismo, pubs y numerosos pueblecitos animan las paradas en la isla verde.

Holanda. Los Países Bajos se pueden recorrer al completo desde el agua gracias a la fabulosa red de canales que les dejó su glorioso pasado comercial. En barco se puede llegar a ciudades como Ámsterdam o Utrech y alquilar bicicletas para realizar excursiones entre cultivos de flores y molinos.

Alemania. La principal zona interior navegable en Alemania son los länder (regiones) de Mecklemburgo y Brandenburgo. En la primera, la ruta surca impresionantes lagos -como el Müritz-, muy interesantes por su riqueza natural, mientras que en la zona de Brandenburgo se puede recalar en Berlín y Potsdam, o acceder a Spreewald, reconocido por la UNESCO como reserva de la biosfera.

Bélgica. Mi familia viajera es muy fan de Bélgica y nunca somos lo suficiente generosos explicando sus delicias: lo bien que nos tratan, lo precioso que es el país y que siempre nos dan de comer –y beber- como a reyes. Recorrer Flandes en barco es un proyecto muy deseado. La región flamenca tiene numerosos canales y ríos, y pasa por ciudades evocadoras como Gante o Brujas y besa el mar en su recorrido.

Francia

Es la reina de los canales europeos y el país con la industria turística más potente del sector fluvial. 

Hay muchas zonas navegables para elegir, todas atractivas, coquetas y con esa combinación de vida divina, historia y encanto que se espera de este viaje. 

Así son:

  • Canal del Mediodía (Canal du Midi). Soleado y cercano a España, recorre el sur de Francia desde el Mediterráneo al Atlántico, pasando en el este por Toulouse o Carcasona. El Canal del Garona conecta el Canal del Midi con Burdeos a través de pintorescos paisajes y ciudades históricas, pueblecitos y granjas. Y por supuesto, vino.
  • Bretaña y Anjou. De norte a sur y el interior de ese hermoso brazo de Francia que se adentra en el Atlántico. Por agua se llega a Rennes, Saint Malo o la increíble ciudad medieval de Dinan. Al sur, y pasando por Nantes, los canales llevas a lugares como Angers o la bella Le Mans.
  • Alsacia y Picardía. Con Holanda, Bélgica e Inglaterra a un tiro de piedra, los canales de la región norte de Francia –Picardía- llevan a referentes culturales como Lille o la catedral de Amiens. De camino a la histórica y muy europea Estrasburgo se aprecia el pasado alemán de la Alsacia. Reims, Sedan, Nancy…
  • Borgoña. Concentración de canales y vías acuáticas –conectan con ríos como el Loira o el Seille) en una inmensa región del centro-este de Francia famosa por sus vinos y su gastronomía. Paseos idílicos entre castillos, abadías, viñedos y pueblecitos de cuento.