Toda la verdad sobre los franceses (y sus maravillosos alojamientos rurales)

12.03.2013 08:18

'Gîtes' y 'chambres'. Aprende esas dos palabras si vas a viajar a Francia en familia, porque bajo esos dos términos se esconde la red de alojamientos privados más auténtica de Europa. [Publicado en ZoomNews.es en marzo de 2013]

Cuando atraviesas Francia en coche, camino de cualquier otro lugar, y no sales de las autopistas de pago, crees que el país a es una sucesión de cultivos, bosques y polígonos industriales potentemente iluminados. Pero basta con dejar la autopista para encontrarte un paisaje bien diferente…

La Francia de la que hablo transcurre por carreteras secundarias. Se mueve despacio por vías estrechas y sombreadas. Tiene cruces con cartelitos indicadores clavados en postes, tejados de pizarra y chimeneas que humean incluso en agosto, como una bandera de la buena vida que esconden sus alacenas o sus bodegas repletas de aguardiente casero etiquetado a mano…

¿Se ponen de acuerdo los vecinos de un pueblo para plantar el mismo color de geranios? No te extrañe. En mis muchos viajes a zonas rurales del país vecino he comprobado el desarrollado sentido que los franceses tienen de sus espacios comunes y lo mucho que participan en la política y la vida pública de sus comunidades.

Quedan muchos campesinos y granjeros en activo en los pueblos franceses, y la ley les permite vender su producción casera de confits de pato, terrinas, foie o mermeladas. Y también abrir sus casas a los turistas: 'Chambres d’hôtes' si se trata de habitaciones con derecho a desayuno, o 'Gîtes de France', apartamentos rurales equipados que se alquilan completos.

Que una habitación o una casita de alquiler se acoja a alguno de los sellos nacionales significa que debe cumplir los muy estrictos requisitos de la red. Se las clasifica de una a cinco espigas (de menos a más) según el nivel de confort. La regulación es tan exigente que establece incluso qué debe servirse en el desayuno en el caso de las habitaciones o con qué documento estándar debe formalizarse la reserva de los apartamentos.

El resultado es una calidad unificada y muy fiable, a buenos precios, con excelente oferta por todo el país y con mucha demanda. Tanta, que muchos propietarios de graneros derruidos, mansiones señoriales o castillos en medio de viñedos están rehabilitando el patrimonio privado gracias al turismo. Y también dan la oportunidad de llevar su propio negocio a muchas personas que se resisten a abandonar el campo, a jubilados muy activos, o a gente con un coraje especial.

 Un granero y un pajar

En 2009 nos alojamos en La Verdière, al norte de Bretaña, un grupo grande de niños y adultos. Este gîte está apenas a unos centenares de metros de Cherrueix, una aldea de la Bahía del Monte Saint Michel orgullosa de ser la capital mundial de los charriots à voile, velas de surf que impulsan carros por las ventosas, llanas y anchísimas marismas.

Volvíamos a Cherrueix con un montón de amigos no cabíamos en la granja de la señora Marie, que tan agradable había sido la primera vez que estuvimos en la zona. Situadas en un patio cuadrado protegido por una fila de álamos, nuestras dos casas en La Verdière, contiguas y surgidas de un granero y un pajar, nos proporcionaron unas vacaciones increíbles.

Ocho espléndidas habitaciones, dos salones inmensos con cocina y neveras enormes, baños suficientes para tres familias más, un cuarto de lavado, tendedero y plancha en cada una de las casas, un jardín trasero precioso acariciado por los álamos, plazas de aparcamiento cubiertas… Sencillas y baratas (la estancia nos salió en total por 1.200 euros), las casas eran una delicia.

Cuando llevábamos un par de días instalados nos enteramos -por los recortes de prensa guardados junto a los folletos de las ciudades cercanas-, de que los propietarios eran discapacitados y que, a pesar de sufrir las consecuencias de sendos accidentes de coche que les ocurrieron de niños, eran un ejemplo de empresarios que llevan magníficamente un pequeño negocio. 

Detrás de cada casa en alquiler, de cada castillo rehabilitado y de cada humilde granja que abre sus puertas a los huéspedes en Francia hay una historia que vale la pena ser oída. Una mansión noble en la que vive un perfumista, un joven enólogo que empieza a elaborar su propio vino, un chef que abandonó París a la búsqueda de su propia identidad, o una pareja de paisanos que te cuentan que restauraron con sus propias manos el fascinante torreón del siglo XV en el que dormimos la primera vez que visitamos el Golfo de Morbihan. 

www.gites-de-france.com. Pequeños apartamentos, casas adosadas que un día fueron un establo o enormes palacetes con varios siglos de historia, los gîtes son casas completas totalmente equipadas y se alquilan por semanas. El rango de precios es amplísimo, dependiendo de la capacidad del alojamiento, del confort, de si el edificio es muy coqueto o de la temporada. Al precio inicial hay que sumarle la electricidad y el agua consumidas durante la estancia y la limpieza final. En muchos casos facturan aparte las sábanas y toallas. La reserva se puede hacer online a través de la web principal, que deriva al organismo regional o local que centraliza las reservas en una región, aunque también se puede gestionar directamente con los propietarios.

Literalmente ‘habitaciones para huéspedes’, están en casa del propietario. Muchas de ellas poseen una entrada independiente y hay bastantes opciones para familias: triples, cuádruples o habitaciones contiguas. Suelen tener baño, aunque puede ser compartido con otras habitaciones en los alojamientos más sencillos, los de una espiga. El precio del alojamiento incluye un desayuno abundante amenizado por mermeladas caseras, si los propietarios las hacen. Se puede reservar por una o más noches, como una casa rural normal. Algunos propietarios ofrecen “table d’hôtes”, comidas o cenas elaboradas por ellos mismos, que se pagan aparte.   

Establecimientos con encanto y especializados. Con el tiempo, los sellos básicos se han diversificado. Ahora hay una modalidad de ‘Establecimientos con encanto’ ,Charme & Chateau, dedicada a los lugares con un atractivo singular acogidos al sello. También existe la posibilidad de escoger una estancia en alojamientos especializados en recibir familias o según diferentes aficiones de los huéspedes: equitación, pesca, enología, montaña y, por supuesto, esquí.

Cómo reservar. Desde la web que centraliza los alojamientos, www.gites-de-france.com, para los que se manejan en inglés o francés. Muchos de estos alojamientos están ya, con descripción y forma de contacto en español, en la web toprural.es.