Bendita Tarjeta Sanitaria Europea

05.03.2013 08:04

En un viaje al extranjero en familia ocurren tantos imprevistos como en casa. Es el momento de pensar en los documentos necesarios para sentirse más seguros. [Publicado en ZoomNews.es en marzo de 2013]

Una herida profunda, fea y sucia, causada por un cristal que aún permanecía en la pequeña mano ensangrentada. Es angustioso cuando tienes que ir a urgencias con un niño lesionado. Y si estás fuera de España, la angustia se multiplica por diez.

Durante un viaje al extranjero en familia ocurren tantos imprevistos como cuando estamos de vacaciones en casa. Estar preparados para acreditar la identidad de cada miembro de la familia, sentirse protegido por un sistema de salud como el de casa o llevar una forma de pago que cubra emergencias es una buena manera de amortiguar golpes. Es el momento de pensar en los documentos necesarios para sentirse más seguros.

La importancia de ser Europa

Sucedió durante una parada en un área de servicio situada en una autopista francesa. Después de comer, los niños empezaron a saltar por las mesas del merendero y el mayor acabó por caerse al suelo, con tan mala fortuna que aterrizó con las manos sobre los cristales de una botella rota.

La herida tenía mala pinta y salimos disparados hacia el ambulatorio más cercano, situado en San Juan de Luz. Eso me recuerda que hay que dar gracias por la excelente señalización en las vías públicas de Francia, además de por la existencia de la útil, polivalente y tranquilizadora Tarjeta Sanitaria Europea, una de las bendiciones de la UE.

En San Juan de Luz tuvimos que esperar casi dos horas para que atendieran a mi hijo, ya que nuestro caso se cruzó con un accidente sin víctimas ni heridos graves en un autobús repleto de jubilados. La doctora francesa empleó casi una hora en limpiar, desinfectar y coser la herida.

La recepcionista del ambulatorio, que chapurreaba español y nos había ayudado con el papeleo, le explicó a mi hijo qué precauciones debía tener con el vendaje, y a mí, qué material médico para las curas debía comprar. A los dos meses nos llegó a casa la factura: 4,50 euros cuyo reembolso podíamos pedir a la Seguridad Social española. Era la primera vez en diez años de viajes que uno de mis hijos utilizaba la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE).

Desde que viajo con mis hijos esta tarjeta es uno de los documentos imprescindibles para salir de España, junto con los pasaportes, varias fotocopias de las reservas y una tarjeta de crédito especial para emergencias. Es el momento de poner a punto el papeleo para viajar en familia. Éstos son los documentos que solemos poner al día por estas fechas, antes de preparar nuestros viajes familiares del año.

Tarjeta Sanitaria Europea

Se obtiene en los CAISS -Centros de atención e Información de la Seguridad Social- o en su Sede Electrónica, y sirve para estar cubierto ante cualquier enfermedad o urgencia médica en la eurozona, Suiza, Liechtenstein, Noruega e Islandia. Es personal e intransferible, lo que significa que cada miembro de la familia debe llevar la suya. Desde que se solicitan hasta que las tarjetas llegan a casa pueden pasar unos días, e incluso semanas, pero ante plazos apurados, la oficina de la Seguridad social proporciona un documento igualmente válido.

La TSE sirve para dos años y pueden solicitarla todas las personas con Seguridad social en España, así como sus beneficiarios, por ejemplo, cónyuge o hijos. Los funcionarios adscritos a Muface también pueden obtenerla en sus oficinas.

Con este documento se puede recibir asistencia médica en los sistemas sanitarios públicos en cualquier país de la Unión (más los vecinos participantes) y en las mismas condiciones que los ciudadanos del país que visitamos.

Es posible que nos toque abonar una factura por algún servicio médico, pero hay muchos casos en que el sistema español devuelve las cantidades desembolsadas en el extranjero por titulares de la tarjeta. La tarjeta funciona de forma diferente en cada país y cubre diferentes prestaciones médicas. Antes del viaje, conviene tomar nota de los servicios incluidos en cada país, que se detallan en la página europa.eu.

La TSE sólo sirve en la eurozona y tratamientos médicos. Para salir a otros países o para estar cubierto en otro tipo de contingencias hay que contratar un seguro de viaje con una compañía especializada.

Pasaporte, mejor que el DNI

Un pequeño viajero ha de tener pasaporte desde la cuna. Y no sólo para estar preparado ante las oportunidades de viaje que se presentan de un día para otro –desde ofertas hasta escapadas a países limítrofes interesantes- sino porque la realidad manda: viajar en avión significa acreditar la identidad de cada pasajero, y el documento que más puertas –de embarque- abre es el pasaporte.

En teoría, se puede viajar sin control por los países del Tratado de Schengen. Con el tiempo hemos aprendido que cuando se viaja al extranjero con niños lo más práctico es que vayan documentados con pasaporte. Cita, una foto de carnet, partida de nacimiento o DNI y acompañar al menor al trámite son los requisitos necesarios para sacarles el pasaporte a nuestros niños.

Tarjetas de crédito y débito

El dinero es uno de los ‘asuntos viajeros’ que más ha evolucionado en los últimos 15 años. De las colas en la oficina bancaria del barrio para solicitar moneda extranjera hemos pasado al polivalente euro y a una realidad incontestable: la tasa de cambio más ventajosa cuando se necesita moneda extranjera la dan los cajeros automáticos con una tarjeta de débito. En Europa y alrededores. En América se sigue funcionando con dólares, bancos del barrio o ventanilla del aeropuerto, si no hay más remedio.  

En un viaje a Bélgica nos pidieron una tarjeta de crédito con un límite estrambótico como garantía para alquilar un coche. Un poco duro, pero son sus normas. Desde entonces, y para evitar mezcla de contabilidades, tenemos tarjetas de crédito y débito exclusivas para los viajes. Es el momento de buscar las que tengan mejores seguros y coberturas en caso de robos, o menores costes. En cualquier caso, va a hacer falta y se debe mirar con tiempo.

Es verdad que algunas personas disfrutamos enormemente preparando los viajes, que nos fascina confeccionar nuestras propias guías o estudiar todos los alojamiento de la zona que deseamos visitar a la caza de una perla a buen precio. Otras lo odian. En cualquier caso, se agradece tener la documentación a punto sin apuros ni agobios. O madrugones para pillar número en comisaría.