Diez consejos para llevar la guía perfecta a un viaje con niños
Aún no hay muchas guías de viajes especializadas en turismo familiar. Pero un libro que explique nuestro destino sigue siendo un compañero insustituible. Estos son mis trucos para elegir la guía adecuada y adaptarla a un viaje con niños. [Publicado en ZoomNews.es en julio de 2013]
La primera guía de viaje que compré, en 1986, fue una traducción de la Guide du Routard, la Guía del Trotamundos en castellano. Fue una gran ayuda para moverme por Grecia. Como joven y mochilera fui fiel a esta marca editorial hasta 1997, cuando una deplorable edición dedicada a la República Dominicana escrita por alguien que no parecía haber pisado el país me hizo buscar nuevas fuentes.
Me pasé a Horizontes, la serie de Salvat, aunque alternando con la original del Trotamundos, que nos acompañó por Suiza y Finlandia. En el año 2000 descubrí una magnífica editorial de Europa del Este, In Your Pocket, que publicaba gruesos semanarios en inglés, al modo de la Guía del Ocio, con excelentes informaciones de ciudades del bloque oriental y que nos amenizaron muchos viajes con recomendaciones precisas de restaurantes, bares y visitas. Obtenías los básicos gratis –sobre todo información de hoteles- en su web y luego, al llegar a Praga o a Cracovia, comprabas la guía por un par de euros. Aún se pueden descargar gratis y el Este sigue siendo su fuerte.
En los últimos viajes nos hemos rendido a Lonely Planet, que aún trabaja para mochileros, pero tan completa y fiable que te hace un apaño impresionante. La hemos llevado a Roma, a Londres, y, la que más nos ha gustado, de lejos, fue la de Grecia: se trataba de un viaje largo, con muchas ciudades e islas, y nos descubrió restaurantes inolvidables –¡Ah! Aquel Bacchus, en Olimpia, fue una de las mejores direcciones de nuestra vida-.
La mejor compañera de viaje
Cuando vas de viaje por tu cuenta, o incluso en viajes organizados en los que piensas hacer visitas a tu aire, necesitas una guía, ese libro que te cuenta miles de cosas que no sabías sobre tu destino y que ordena la información con un útil índice. Que te cuenta dónde puedes comer o dormir y qué monumentos o lugares no deberías dejar de ver, que te explica cómo llegar en transporte público de un punto a otro y que te sirve para matar, entre otros muchos, el rato tonto del avión. Pero que también pone en tus sueños y deseos lugares que no sabías que existían, te explica qué son esas pequeñas estatuas delante de muchas casas de Tallin o quién era ese tal soldado Svejk del que están forradas las paredes del restaurante U Kalicha de Praga.
El problema cuando te acompañan tus hijos en el viaje es que hay muy pocas guías que se ocupen de indicarte con exactitud si es o no buena idea aparecer con niños en ciertos restaurantes, si te van a arrestar por dar el pecho a tu bebé en una terraza extranjera o si es mucho lío empujar un carrito por Ámsterdam. Es el tipo de cosas que tenemos que ir contando los viajeros que vamos por el mundo con nuestros niños.
Ahora viajo con mis hijos y sigo pensando, más que nunca, que una guía de viaje es una gran compañera. El sábado pasado me fui a la Fnac dispuesta a elegir la guía del próximo viaje en familia: Florencia y la Toscana. Tomé unos 15 títulos diferentes y me senté en la cafetería ante una Coca-Cola para estudiarlas detenidamente y decidir cuál de ellas ganaba el viaje a Italia.
Seis guías, a examen
Tras una primera ronda de descarte de la que se cayeron las ediciones más antiguas o las que rozan la paja mental (libritos poéticos con dibujitos inútiles) y las guías demasiado vagas –cuando se selecciona guía de viaje, cuanto más concreto, mejor-, tenía una “short list”, es decir un grupo de finalistas. Las que, sobre la marcha y examinadas de cerca, me parecieron más adecuadas, fueron las siguientes:
1. Florencia y Toscana, Guias Visuales TOP 10, El País-Aguilar. En su contra, que la edición es de 2009, a favor, su precio -11,90€- y un tamaño muy manejable. Pequeña, precisa, manejable y completa. Me gustó muchísimo y me habría parecido perfecta si tuviera mucho tiempo para completar la información por mi cuenta.
2. Norte de Italia, La Guía Verde Michelin. A pesar del prestigio del editor y de que vamos a hacer carretera, así, en un grupo con otras guías, no me sedujo, aunque supongo que es porque ni yo soy su cliente tipo ni se ajusta suficiente a la zona en la que vamos a estar. Cuesta 25€.
3. Florencia y Toscana, Guiarama Compact, de Anaya Touring, escrita por Ignacio Merino. Chiquitina, completa, baratita -9,90€- y práctica. La edición es de 2011 y como guía, me encantó, aunque se me quedaba algo corta para una semana e iba a necesitar bastante investigación aparte.
4. Italia, Lonely Planet, ed. Geoplaneta. A pesar de su precio -34€-, habría sido la guía perfecta de haberse circunscrito más a la zona a la que vamos. En casa la adoramos, pero este viaje es muy distinto al que hicimos a Grecia: no recorremos por todo el país, sino que hemos elegido una base en la Toscana. Y no me imaginé todo el viaje arrastrando estas casi mil páginas… sin fotos.
5. Florencia y Toscana, Guías Clave, Espasa. Buenísima: bien hecha, atractiva, con un precio excelente -14,90€-, manejable… me pareció perfecta, me encantó, y habría sido la guía ganadora… si no me hubiese enamorado de la siguiente.
6. Florencia y Toscana, Guías Visuales, El País-Aguilar, 32,50€, edición de 2011. Trae algunos apartados para viajes con niños, y, además, la puse a prueba a conciencia. Incluia tanta información y tan precisa de pequeño pueblo en el que vamos a alojarnos… También pensé en lo interesantes que resultarían para mis hijos los alzados tridimensionales de los monumentos y las fotografías. Es la ganadora y se viene con nosotros.
Cinco consejos para comprar guía de viaje
- Cuanto más se acerque a tu destino, mejor. Si vas a Londres, compra una guía de Londres y si vas a Escocia, de Escocia. El tocho del “Reino Unido” sólo te vale para un itinerario extenso y con muchas paradas.
- No mires el precio. Si te preocupa el coste, saca tu guía de una biblioteca pública, pero viaja con un libro que te convenza, que entiendas bien y que responda a tus necesidades.
- Déjate seducir por la información. Ve a la librería, compara varias guías, hojéalas, pasa páginas, lee qué dice cada una sobre algo que sepas bien y sobre otra cosa de la que no tengas ni idea. Son buenas maneras de ponerlas a prueba.
- Cómprala con tiempo. Y léela –o échale un vistazo- antes de emprender el viaje. Puede que las ideas que te ofrece cambien tu itinerario o te lleven a crear un par de planes B interesantes.
- Coteja informaciones. Puede que algunos restaurantes atractivos hayan cerrado, el museo más importante esté de obras o ya se puedan sacar ciertas entradas por Internet. Lo ideal es llevar una lista propia de visitas, lo más actualizada posible. Eso requiere un poco de trabajo personal.
… Y otros cinco para adaptarla a un viaje con niños
- Busca información para familias. Consulta las webs de las oficinas de turismo oficiales –países, ciudades, regiones- para ver si han dedicado algún capítulo a pequeños viajeros. Son las que mayores esfuerzos están haciendo para ofrecer información adaptada.
- Lee webs de viajeros con hijos. Cuando fuimos a Grecia, consulté a menudo la web de Matt Barrett –el inglés no es problema si traduces desde Google Chrome-. Está enamorado del país y lo cuenta como nadie. Su hija Amarandi hace un relato precioso desde su propia web, greece4kids.com.
- Selecciona los restaurantes. Lleva tu propia lista que complete la de la guía. Esto lo hemos aprendido en casa después de algunos chascos. Tripadvisor y Virtual Tourist son nuestras fuentes favoritas. Como ya dijimos alguna vez, esta última web también te advierte de las “trampas para turistas”.
- Niños en guías y guías en niños. Algunas guías traen ya apartados dedicados a los niños, un punto para ellos. Por otra parte, deja que los niños también miren las guías. Si son mayorcitos, las encontrarán interesantes e incluso se fijarán en cosas en las que no habíamos caído y que sugieran su propio plan.
- Apunta y comparte las experiencias. En una aplicación de móvil o en un cuaderno de viaje, todo lo que vivas con tus hijos es valioso para otras familias viajeras, tanto si es bueno como si merece una mala crítica. Anótalo y no dejes de compartirlo.